Si pretendes hacer dinero con tu Mac y un café desde casa, probablemente no lo consigas.
Cuando empiezas desde cero, lo primero que necesitas no es poner “CEO” en tu perfil de LinkedIn ni imaginarte el exit antes de facturar. Necesitas que entre más dinero del que sale. Y aunque suene a obviedad, no lo es. Hay mucha gente que arranca sin tener claro cómo va a facturar… ni cuándo.
Si estás comenzando a emprender, aquí van algunos consejos desde mi experiencia.
1. Empieza por una victoria rápida
Al principio, necesitas que algo funcione. No que impresione, ni que suene bien. Que funcione. Una venta, una validación mínima, aunque sea con un margen modesto. Algo que entre en caja y te permita respirar.
Esa primera victoria, aunque parezca pequeña, te sirve para confirmar que vas bien. Sin eso, todo lo demás —la estrategia, la presentación, los planes a futuro— se queda en el aire.
2. Si no sabes vender, no emprendas
Todos los emprendedores que han conseguido sacar algo adelante tienen una cosa en común: saben vender. Producto, servicio o idea, pero venden.
Si tú no sabes vender —ni te interesa aprender— lo más probable es que te cueste mucho más de lo que piensas. Porque sin venta, no hay empresa. Y lo demás da igual.
3. No todo el mundo puede emprender
No por falta de ganas, ni de inteligencia. Pero emprender sin capital es muy difícil. Y ese capital, en la mayoría de casos, viene de gente cercana: familia, amigos, conocidos. Personas que confían en ti cuando el proyecto aún no ha demostrado nada.
También influye el entorno. Si has crecido rodeado de personas que han hecho cosas, que han emprendido, que han asumido riesgos, probablemente tendrás más herramientas. Si no, tendrás que construirlas desde cero. Y eso también cuesta.
La combinación entre entorno, acceso a financiación y capacidades personales marca la diferencia. Y aunque no se diga mucho, es importante tenerlo en cuenta.
¿Estás en ese punto de arrancar?
Si estás dándole vueltas o a punto de lanzarte, y te vendría bien una mirada con criterio antes de decidir, escríbeme. A veces, hablarlo a tiempo te ahorra varios disgustos después.