Y tú, ¿por qué demonios das clases?

Llevan haciéndome esta pregunta algunos colegas de profesión (y algunos
alumnos) des de hace más de 20 años.

Les cuesta de entender el racional de la formación y tienen algo de razón si te lo miras de una forma estrictamente económica. Los profes de Universidad en España cobran realmente poco (la media no alcanza los 42.000 euros anuales).
Los profesores visitantes o colaboradores, como yo, cobran a tanto la hora y
tampoco da para demasiadas juergas que digamos.

En cuanto a la carga de trabajo, tampoco es liviana .Tienes que preparar las clases e impartirlas (haciendo un poco de profesor, una pizca de psicólogo y un mucho de artista circense para que no se duerman). También tienes que participar en las reuniones académicas (cada año hay alguna novedad) y, lo más tedioso y aburrido del mundo: hacer los exámenes y corregirlos!!! Un auténtico suplicio.

Los horarios acostumbran a ser malos. No haces las clases de un tirón, no. Das una hora y media un día, otro día otra hora y media y así hasta completar el encargo docente por lo que casi pierdes más tiempo desplazándote que dando clases.

Si todo esto es así, si me gano mucho mejor la vida en mi trabajo como consultor y CEO de mi grupo…¿por qué doy clases?

Doy clases porque me encanta compartir conocimiento. Me satisface horrores ver que aquellos chavales que estaban desorientadísimos en las primeras sesiones van cogiendo el hilo. Aprenden, disfrutan y te lo agradecen de mil maneras: te lo dicen simple y llanamente, te invitan a eventos (que tampoco remuneran), te llaman para explicarte su idea de negocio y valoran tu aportación.

Aprendo enseñando, no solo la materia (que me exige estar actualizado) sino
con sus comentarios, sus aportaciones, sus ideas.

Es un regalo estar con ellos y esto me anima a intentar ser mejor, a diseñar
nuevas estrategias de aprendizaje, a saber de sus dudas e intentar echarles una mano cuando puedo.

¡Ya tengo ganas de septiembre!

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Jordi Mercader

Emprendedor, inversor y mentor empresarial.

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